Al identificarse con la administración de justicia hecha en el caso por el Tribunal Superior Electoral, Céspedes ilustró que si el caso es llevado a una corte celestial, habrá de reconocerse que del lado del presidente del partido están el derecho y la razón, pero también el respeto a la institucionalidad del partido en que deben descansan los cimientos de su fortaleza.
Expuso Céspedes que el hecho de haberse puesto de acuerdo algunos dirigentes no era suficiente razón para suspender a un presidente del partido y a otros dirigentes, actuándose en base a motivaciones personales, que en modo alguno pueden colocarse por encima de prerrogativas establecidas en la Constitución de la Republica y en los propios Estatutos del PRD.
El abogado y miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PRD advirtió que de aceptarse ese precedente, todos los directivos municipales o zonales del PRD estarán a merced de que un grupo de dirigentes acuerden destituirlos al margen de los estatutos y la Constitución de la República, lo que expondría al partido al caos y la anarquía.
En tal situación, Céspedes aseguro que la unidad debe ser resguardada por todos los dirigentes y militantes perredistas, por lo que llamó al liderazgo del Partido a obrar con racionalidad y mesura en la actual circunstancia y a manejarse dentro de los cauces institucionales establecidos por los estatutos.
El alto dirigente perredista subrayó la necesidad de iniciar en su momento oportuno un proceso de consultas a la dirigencia y militancia para rectificar el rumbo del partido y encaminarlo nuevamente hacia el Poder.
Céspedes tuvo palabras de elogio para el ex presidente Hipólito Mejía, a quien reiteró su gratitud por hacerlo parte de su gobierno y pidió a Dios que lo ilumine para que actúe conforme se espera debe hacer un hombre con su experiencia de Estado.
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